Paco Ibáñez 2

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Paco Ibáñez 2

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Gabriel Celaya

La poesía es un arma cargada de futuro

Miguel Hernández

Andaluces de Jaén

Rafael Alberti

Balada del que nunca fue a Granada

Blas de Otero

Me llamarán
Me queda la palabra

Gabriel Celaya

España en marcha

Francisco de Quevedo

Don Dinero mp3

Luis de Góngora

Déjame en paz, amor tirano

Anónimo

La gran pérdida de Alhama

Francisco de Quevedo

Romance satírico

Luis de Góngora

Verdad, mentira

Francisco de Quevedo

Es amarga la verdad

 

La poesía es un arma cargada de futuro

Cuando ya nada se espera personalmente exaltante,
más se palpita y se sigue más acá de la conciencia,
fieramente existiendo, ciegamente afirmando,
como un pulso que golpea las tinieblas,
que golpea las tinieblas.

Cuando se miran de frente
los vertiginosos ojos claros de la muerte,
se dicen las verdades;
las bárbaras, terribles, amorosas crueldades,
amorosas crueldades.

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos, dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo,
estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren,
y canto respirando.
Canto y canto y cantando más allá de mis penas,
de mis penas personales, me ensancho,
me ensancho.

No es una poesía gota a gota pensada.
No es un bello producto. No es un fruto perfecto.
es lo más necesario: lo que no tiene nombre.
Son gritos en el cielo, y en la tierra son actos.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo, estamos tocando el fondo.

Andaluces de Jaén

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién?
¿quién levantó los olivos?
Andaluces de Jaén.

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Andaluces de Jaén.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿de quién?
¿de quién son esos olivos?
Andaluces de Jaén.

Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos.

Jaén, levántate brava,
sobre tus piedras lunares
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Andaluces de Jaén.

Balada del que nunca fue a Granada

Qué lejos por mares, campos y montañas
ya otros soles miran mi cabeza cana.
Nunca fui a Granada,
nunca fui a Granada.

Mi cabeza cana, los años perdidos,
quiero hallar los viejos, borrados caminos.
Nunca entré en Granada,
nunca entré en Granada.

Dadle un ramo verde de luz a mi mano,
una rienda corta y un galope largo.
Nunca vi Granada,
nunca vi Granada.

¿Qué gente enemiga puebla sus adarves:
quién los claros ecos libres de sus aires?
Nunca fui a Granada.

Venid, los que nunca fuisteis a Granada;
hay sangre caída, sangre que me llama.
Nunca fui a Granada,
nunca fui a Granada.

Hay sangre caída del mejor hermano;
sangre por los mirtos y aguas de los patios.
Nunca vi Granada,
nunca vi Granada.

Si altas son las torres, el valor es alto;
venid por montañas, por mares y campos.
Entraré en Granada,
entraré en Granada,
entraré en Granada.

Me llamarán

Me llamarán, nos llamarán a todos;
tú, y tú y yo.
Nos tornaremos en torno de cristal ante la muerte,
y te expondrán, nos expondremos todos,
a ser trizados...Zas! por una bala.
Bien lo sabéis,
Vendrán por ti, por mí, por todos,
y también por ti.
Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron.
Escrito está, escrito está,
tu nombre está ya listo,
temblando en un papel
Aquel que dice:
Abel, Abel, Abel o yo, tú, él.

Me queda la palabra

Si he perdido la vida, el tiempo,
todo lo tiré como un anillo al agua.
Si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre,
todo lo que era mío y resultó ser nada.
Si he segado las sombras en el silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los ojos para ver el rostro
puro y terrible de mi patria.
Si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

España en marcha

Nosotros somos quienes somos.
¡Basta de Historia y de cuentos!
¡Allá los muertos! Que entierren como Dios
manda a sus muertos.

Ni vivimos del pasado,
ni damos cuerda al recuerdo.
Somos, turbia y fresca, un agua que atropella
sus comienzos.

Somos el ser que se crece
Somos un río derecho.
Somos el golpe temible de un corazón
no resuelto.

De cuanto fue nos nutrimos,
transformándonos crecemos,
y así somos quienes somos golpe a golpe y
muerto a muerto.

Somos bárbaros sencillos.
Somos a muerte lo ibero
que aún nunca logró mostrarse puro, entero
y verdadero.

¡ A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo
nuevo.

No reniego de mi origen
pero digo que seremos
mucho más que lo sabido, los factores de un
comienzo.

Españoles con futuro
y españoles que, por serlo,
aunque encarnan lo pasado no pueden darlo
por bueno.

Recuerdo nuestros errores
con mala saña y buen viento.
Ira y luz, padre de España, vuelvo a arrancarte
del sueño.

Vuelvo a decir quien eres.
Vuelvo a pensarte, suspenso.
Vuelvo a luchar como importa y a empezar por
lo que empiezo.

No quiero justificarte
como haría un leguleyo.
Quisiera ser un poeta y escribir tu primer verso.
¡A la calle!, que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo
nuevo.

Anunciamos algo nuevo.
Anunciamos algo nuevo.

Don dinero mp3

Madre, yo al oro me humillo;
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado,
de continuo anda amarillo;
que pues doblón o sencillo,
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.

Nace en las Indias honrado,
donde el mundo le acompaña,
viene a morir a España
y es en Génova enterrado;
y pues quien le trae al lado
es hermoso, aunque sea fiero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.

Es galán, y es como un oro;
tiene quebrado el color;
persona de gran valor,
tan cristiano como moro;
pues que da y quita el decoro
y quebranta cualquier fuero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.
Son sus padres principales,
y es de nobles descendiente,
porque en las venas de Oriente
todas las sangres son reales
y, pues es quien hace iguales
al duque y al ganadero,
poderoso caballero
es don,don, dodon, din, don es
don dinero.

Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos le guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.

Nunca vi damas ingratas
a su gusto y afición,
que a las caras de un doblón
hacen sus caras baratas;
y, pues hace las bravatas
desde una bolsa de cuero,
poderoso caballero
es don, don, dodon, din, don es
don dinero.

Déjame en paz, amor tirano

Ciego que apuntas y atinas,
caduco Dios y rapaz.
Vendado que me has vendido
y niño mayor de edad.
Por el alma de tu madre,
que murió siendo inmortal,
de envidia de mi señora,
que no me persigas más,
déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
qué esperanza de un rapaz,
qué galardón de un desnudo,
de un tirano, qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Diez años desperdicié,
los mejores de mi edad,
a ser labrador de amor
a costa de mi caudal.
Como aré y sembré cogí,
aré un alterado mar,
sembré una estéril arena,
cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

Amadores desdichados
que seguís milicia tal,
decidme qué buena guía
podéis de un ciego sacar,
de un pájaro qué firmeza,
qué esperanza de un rapaz,
qué galardón de un desnudo,
de un tirano, qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
déjame en paz.

La gran pérdida de Alhama

Paséabase el rey moro
por la ciudad de Granada,
desde la puerta de Elvira
hasta la de Vivarrambla.
Cartas le fueron venidas
cómo Alhama era ganada.
¡Ay de mi Alhama!
Por el Zacatín arriba
subido había a la Alhambra;
mandó tocar sus trompetas,
sus añafiles de plata,
porque lo oyesen los moros
que andaban por el arada.
¡Ay de mi Alhama!

Allí habló un viejo alfaquí,
la barba bellida y cana:
-¿Para qué nos llamas, rey,
a qué fue nuestra llamada?
-Para que sepáis amigos,
la gran pérdida de Alhama.
¡Ay de mi Alhama!

Romance satírico

Pues me hacéis casamentero,
Angela de Mondragón,
escuchad de vuestro esposo,
la grandeza y el valor.
El es un médico honrado,
por la gracia del Señor,
que tiene muy buenas letras
en el cambio y el bolsón.
Quien os lo pintó cobarde
no lo conoce y mintió,
que ha muerto más hombres vivos
que mató el Cid Campeador.
Entrando en una casa
tiene tal reputación,
que luego dicen los niños:
Dios perdone al que murió.
Y con ser todos mortales
los médicos, pienso yo,
que son todos veniales
comparados al doctor.
Al caminante en los pueblos
se pide información,
temiéndole más que a peste,
de si le conoce o no.
Los médicos semejantes
hace el Rey, nuestro señor
bombardas a sus castillos,
mosquetes a su escuadrón.
Si a alguno cura y no muere
piense que resucitó
Y por milagro le ofrece
la mortaja y el cordón.
Si acaso estando en su casa
oye dar algún clamor
tomando papel y tinta
escribe: "ante mi pasó".
No se le ha muerto ninguno
de los que cura hasta hoy,
porque antes que se mueran
los mata sin confesión.
De envidia, de los verdugos
maldice al corregidor,
que sobre los ahorcados
no le quiere dar pensión.
Piensan que es la muerte algunos:
otros, viendo su rigor,
le llaman el día del juicio,
pues es total perdición.
No come por engordar,
ni por el dulce sabor
sino por matar el hambre
que es matar su inclinación.
Por matar mata las luces,
y si no le alumbra el sol,
como murciélago viven,
a la sombra de un rincón.
Su mula, aunque no está muerta,
no penséis que se escapó
que está matada de suerte,
que le viene a ser peor.
En que se ve tan famoso
y en tan buena estimación,
atento a vuestra belleza
se ha enamorado de vos.
No le déis más dote
que ver que matéis de amor,
que en matando de algún modo,
para en uno sois los dos.
Casaos con él, y jamás
de viuda tendréis pasión,
que nunca la misma muerte
se oyó decir que murió.
Si lo hacéis, a Dios le ruego
que gocéis con bendición;
pero si no, que nos libre
de conocer al doctor.

Verdad, mentira

Cruzados hacen cruzados,
escudos pintan escudos
y tahures muy desnudos
con dados ganan condados;
ducados dejan ducados,
y coronas Majestad.
¡Verdad!
¡Verdad!

Pensar que uno solo es dueño
de puertas de muchas llaves,
y afirmar que penas graves
las paga un mirar risueño,
y entender que no son sueño
las promesas de Marfira.
¡Mentira!
¡Mentira!

Todo se vende este día,
todo el dinero lo iguala;
la Corte vende su gala,
la guerra su valentía;
hasta la sabiduría
vende la Universidad.
¡Verdad!
¡Verdad!
En Valencia muy preñada
y muy doncella en Madrid,
cebolla en Valladolid
y en Toledo mermelada,
puerta de Elvira en Granada,
y en Sevilla doña Elvira.
¡Mentira!
¡Mentira!

No hay persona que hablar deje
al necesitado en plaza;
todo el mundo le es mordaza,
aunque él por señas se queje;
que tiene cara de hereje
y aún fe, en la necesidad.
¡Verdad!
¡Verdad!

Siembra en una artesa berros
la madre, y sus hijas todas
son perra de muchas bodas,
y bodas de muchos perros;
y sus yernos venden hierros
en la toma de Algeciras.
¡Mentira!
¡Mentira!

Es amarga la verdad

Pues amarga la verdad,
quiero echarla de la boca;
y si al alma su hiel toca,
esconderla es necedad.
Sépase, pues libertad
ha engendrado en mi pereza
la pobreza..

¿Quién hace al ciego galán
y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
le sirve de río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
sin ser el Dios verdadero?
El dinero.

¿Quién con su fiereza espanta,
el cetro y corona al rey?
¿Quién careciendo de ley
merece nombre de santa?
¿Quién con la humildad levanta
a los cielos la cabeza?
La pobreza.

¿Quién los jueces con pasión,
sin ser ungüento, hace humanos,
pues untándoles las manos
los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
con oro y no con acero?
El dinero.

¿Quién procura que se aleje
del suelo la gloria vana?
¿Quién siendo tan cristiana,
tiene la cara de hereje?
¿Quién hace que al hombre aqueje
el desprecio y la tristeza?
La pobreza.

coordonnées

A flor de tiempo, SL
c/ Girona, 120
08009 Barcelone (Espagne)
Tf (+34) 93 457 11 18
Fax (+34) 93 458 92 53
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